Creo que muchos recordarán cuando en 1984 la imaginación de James Cameron introdujo unos de los personajes más emblemáticos del género de la ciencia ficción: Terminator, un cyborg enviado desde el futuro con una única misión, la de eliminar a toda costa a Sarah Connor madre de John Connor el líder de una resistencia humana contra unos androides que quería dominar el planeta. Película que más ha beneficiado la carrera de Arnold Schwarzenneger que, al parecer, era un personaje hecho a su medida, por su falta de expresividad que experimenta en sus papeles. Esta visión post-apocalíptica creó todo una serie articulada a los adecuados paradigmas del género y, a la vez, facilitó a la industria contar con un texto que pudiera reciclarse cuantas veces fuera necesario. Y así sucedió, en 1991 otro cyborg es enviado al pasado para completar la misión del anterior, teniendo una atractiva vuelta de tuerca: Arnold encarnaba al cyborg “bueno”, el que debía proteger a John y Sarah. El enemigo común era otro asesino cibernético más sofisticado, una especie de ser metálico que tomaba cuantas formas era necesario, el que considero el más elaborado asesino personaje de ciencia ficción y cuyo efecto especial sigue siendo referencia para muchas otras películas. La tercera "Terminator" con el director Jonathan Mostow, (Breakdown y U-571), es la peor, aburrida, cansona y con una historia que quería imitar los mejores momentos de las dos anteriores y mezclarlos con algunos efectos especiales sin novedad. Ahora, “Terminator 4: Salvación” intenta no juzgar a las anteriores y se adentra en un marco más moderno, pero no logra sumar voluntades para proporcionar, al menos, un nivel de aceptación con la idea original. McG, un director escondido detrás de un seudónimo, rebusca en las raíces de la historia y se enreda en una madeja inconexa de textos, alusiones y otros motivos que impide una real visión de lo que está sucediendo en la historia para comprender los vínculos con lo propuesto con las anteriores. Teniendo a Christian Bale, un desconocido Sam Worthington, Bryce Dallas Howard y una extraña Helena Bonhan-Carter, el relato marca su inicio en un convicto, sentenciado a muerte, dona su cuerpo para experimentaciones científicas. En el futuro resucita y busca encontrar su propia misión junto a Keele Reese, padre de John Connor, y ser parte de la batalla final contra los cyborgs que dominan en planeta a través de la red mundial Skynet. La historia ocurre en el año 2018, catorce años después del ataque nuclear que cerró la trilogía previa, una época en que aún los personajes desconocen su futuro, sobre todo el viaje a través del tiempo que es la parte esencial dentro de la historia. Bale, como John Connor parece no solucionar muchas cosas de su personaje y casi ni actúa dejando paso al desconocido actor Worthington que considero le saca mejor partido a esta película. La dirección artística remite a algunas características de filmes como “Mad Max” o “Blade Runner”, referencias absolutas cuando se trata de temas postapocalíticos. Y en cuanto al uso de los efectos especiales, ellos tratan de ser atractivos para el público que ya vio “Transformers”, puesto que no aportan nada nuevo y se muestran por debajo de este filme. Entre la confusión y lo poco atractivo se mueve “Terminator 4: Salvación”, sin superar aquella inicial idea que Cameron y que hoy no encuentra cómo insertarse en el terreno actual de la ciencia ficción. Todo se ha agotado. Lo mejor: El intento de revitalizar una exitosa idea. Lo peor: Lo poco comprensible de su trama. |